El asesor agrario y su papel en la gestión integrada de plagas. Retos desde el punto de vista del asesor - Horticultura

2022-08-20 13:52:02 By : Ms. Rensolin Service

Doctor en Ciencias Agrarias por la Universidad de Zaragoza. Ingeniero Técnico Agrícola

Consejo General de Colegios de Ingenieros Técnicos Agrícolas

Probablemente uno de los primeros 'asesores' de calado fue el gaditano Lucio Junio Moderato Columela, quien en el prólogo de 'De Rex Rustica', decía: “solamente la agricultura, que sin duda alguna está muy cerca de la sabiduría y tiene cierta especie de parentesco con ella, carece de discípulos que la aprendan y de maestros que la enseñen”. Los actuales asesores agrícolas no carecen de maestros, aunque quizás sí, las escuelas de suficientes discípulos.

En este momento, el papel del asesor abarca diversas materias, especializándose generalmente en alguna o varias de ellas como el asesoramiento en materia de protección de los cultivos frente a plagas, enfermedades y “malas hierbas”. Proteger los cultivos es una necesidad ineludible del ser humano, ya que tenemos que garantizar la producción de alimentos en la cantidad y calidad necesarias, sobre todo, con el crecimiento demográfico que hemos vivido desde los albores del Siglo XX. Los análisis demográficos indican que podríamos alcanzar los diez mil millones de habitantes en apenas unas décadas. Necesitaremos producir un 50% más de alimentos, sin aumentar las presiones sobre el medio.

Desde hace décadas, los Ingenieros Técnicos Agrícolas, los Ingenieros Agrónomos y otros colectivos, asesoramos a los agricultores para que minimicen los efectos de las plagas, enfermedades y “malas hierbas” sobre sus cultivos.

En nuestro país, durante mucho tiempo, los técnicos de Extensión Agraria, realizaron un extraordinario papel de asesoramiento a los agricultores y ganaderos, prevaleciendo su papel técnico frente a los trámites administrativos. La llegada de las políticas agrarias comunitarias (PAC), supuso la burocratización de gran parte de las actividades de los técnicos de la administración y en particular, de las Agencias de Extensión Agraria. El magnífico papel técnico que prestaba la hoy recordada Extensión Agraria, prácticamente se esfumó, derivando en un servicio de carácter más burocrático.

La Administración había comenzado a promover la creación de Agrupaciones para tratamientos integrados en agricultura (ATRIA, s; API, s; ADV, s), que nacieron a partir de grupos de agricultores con espíritu innovador y colaborativo. Estas entidades contrataron técnicos para su asesoramiento y comenzó una nueva forma de gestionar el control de plagas, enfermedades y “malas hierbas”. Con el paso del tiempo se crearon nuevas agrupaciones por la geografía española. Los distribuidores de fitosanitarios también impulsaron la contratación de ingenieros para asesorar a sus clientes, evidentemente con una visión más comercial; y las empresas fabricantes de fitosanitarios incrementaron su labor de asesoramiento a los técnicos de sus distribuidores.

Aunque es extensa la normativa en materia de protección de cultivos, nos centraremos en el Real Decreto 1311/2012 de 14 de septiembre (RD en adelante), por el que se establece el marco regulatorio, para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios. El RD vino a reforzar el papel de los ingenieros y de otras profesiones en el asesoramiento a los agricultores en el control integrado de plagas. Se extendía la voluntariedad que ya existía en algunos cultivos y zonas, a la obligatoriedad normativa bajo determinados supuestos de tipo de cultivos y superficie.

El artículo 11 del RD dice: “El asesoramiento que se realice en los distintos marcos de control de plagas a los que hace referencia el artículo 10.2, será realizado por un técnico que pueda acreditar la condición de asesor” …/… “. "El asesoramiento deberá quedar reflejado documentalmente”.

El RD habilitó a cuatro ingenierías: Ingenieros técnicos Agrícolas, Ingenieros Agrónomos, Ingenieros técnicos Forestales e Ingenieros de Montes, para ejercer de asesores de la Gestión Integrada de Plagas (GIP). En el ámbito de la Formación Profesional habilitó a los técnicos superiores de paisajismo y medio rural y a los de gestión forestal y medio natural.

El RD también establece la obligación del asesor de inscribirse en el registro ROPO del Departamento correspondiente de su Gobierno Autonómico. 

El RD también exigió una serie de requisitos de carácter administrativo que, tras más de una década de funcionamiento siguen teniendo luces y sombras en la sistemática de realización y que esperamos se cumpla de una forma más realista. Estas obligaciones son la cumplimentación y el registro del:

Todos estos requisitos puestos en práctica, son una herramienta indispensable para hacer una buena gestión integrada de plagas, y, sobre todo, para ser eficientes y eficaces en su control,  con un respeto por el medio ambiente que resulta imprescindible si queremos mantener un planeta con los ecosistemas vivos y sanos. Una necesidad cada vez más demandada por la sociedad. Por supuesto, estas prácticas tienen que contribuir a que las explotaciones sean rentables. Sin rentabilidad no hay continuidad en la actividad del agricultor. Hemos de ser capaces de trasladar a la ciudadanía que las medidas utilizadas para el control de plagas y enfermedades se hacen cumpliendo los requisitos que la administración sanitaria y agrícola establece, velando por la salud y la seguridad de las personas y del medio ambiente.

El asesor de los años 80, tenía que tener conocimientos sobre todo de carácter agronómico y normativo; sin embargo, el asesor de hoy, ha de añadir conocimientos en tecnología y en indicadores medioambientales ante una profusa legislación agroambiental. Estas disciplinas están interconectadas. Quienes asesoran, necesariamente están obligados a conocerlas bien, porque han de ser eficaces en la incorporación y uso de las tecnologías, en sus recomendaciones agronómicas y en la preservación del medio ambiente, cumpliendo escrupulosamente el marco legal. Sus actuaciones deben fomentar el mantenimiento de la calidad del agua, del aire y del suelo, y proteger a la flora y fauna, especialmente la catalogada. Debemos ser especialmente sensibles con la avifauna, en clara regresión en medios agrícolas.  

Llegando a las postrimerías del primer cuarto del Siglo XXI, las tecnologías han avanzado vertiginosamente. Las nuevas tecnologías fomentan el desarrollo de una agricultura digitalizada y de precisión que ahorra insumos, combustibles y reduce los impactos ambientales. Hacer las aplicaciones en el momento óptimo, sobre la superficie que lo precisa y en la cantidad necesaria, implica un aumento de la eficacia y una optimización de costes económicos y ambientales. El marco normativo de la UE en temas ambientales, y la GIP, dan lugar, junto con otros factores, al dato de que los impactos sobre el medio ambiente por el uso de fitosanitarios se están reduciendo progresivamente, tal como queda reflejado en el Perfil Medioambiental de España.

El  papel del asesor, como transmisor de conocimiento y orientador de las actuaciones de los agricultores en materias como el control de plagas, la fertilización o el riego es fundamental para que se implementen las nuevas tecnologías de forma adecuada, sin riesgos de que algunas se conviertan en inversiones fallidas.

Actualmente para el desarrollo del trabajo del asesor hay herramientas de gran ayuda. Destacamos las siguientes:

Finalmente, y aunque en la mayoría de los casos, esta interacción se produzca entre la administración y los técnicos de las ATRIAS-API, s- ADVS, es necesario destacar su importancia, ya que la puesta en común, con carácter periódico, de la información recabada por unos y otros ayuda tanto a la toma de decisiones, como al planteamiento de estrategias de control.

En nuestro país, las características del clima mediterráneo, junto con el cambio climático, hacen que el agricultor y por ende el asesor, se enfrenten cada campaña a un mundo cambiante. El dicho entre agricultores de que “no hay dos años iguales”, adquiere todo su significado bajo la influencia del Cambio Climático, negado por algunos y confirmado por el mundo científico casi de forma unánime. Así, agricultores e ingenieros, observamos con preocupación como el tiempo cada vez presenta mayor variabilidad respecto de patrones anteriores. Se están simplificando las estaciones, los ciclos fenológicos de las plantas y animales y por ende de las plagas y enfermedades que también están cambiando. Observamos como eventos de fuertes precipitaciones, las inundaciones, las granizadas, las sequías, las heladas que tanto daño han causado hace unas semanas y las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas, causando pérdidas de producción considerables, daños a las infraestructuras y, en el peor de los casos, incluso la pérdida de vidas humanas; además, está provocando el desplazamiento de animales y plantas a latitudes y altitudes antes impensables.

Por otra parte, la globalización ha traído nuevas plagas y enfermedades, en muchos casos sin que tengan depredadores ni parásitos en nuestros ecosistemas, causando serios problemas a los cultivos. No es posible poner puertas al campo. Sin duda, tendremos que hacer un gran esfuerzo de adaptación y mitigación al cambio climático.

Los técnicos de hoy y de mañana necesitan más que nunca estar formados en materias relacionadas directamente con la tecnología. Es una necesidad ineludible si queremos seguir desempeñando el importantísimo papel que hemos estado desarrollando en el pasado y en el presente de las explotaciones agrarias y de la industria agroalimentaria

Esto nos ha permitido conocer y analizar la dinámica de la oferta de empleo. Desde 2017 hasta 2021 (ambos incluidos) hemos recogido 12.534 ofertas de trabajo (una media de 209 mensuales). Cifra muy superior a la de egresados de estos cinco últimos años. Así, según las informaciones recabadas de algunas escuelas universitarias sobre el número de egresados, podemos estar en una horquilla de 1,5 a 2,5 ofertas de trabajo por egresado.

En aquellas zonas de nuestro país donde hay cultivos que requieren mayor tecnificación y tecnología, por ejemplo, frutales, hortalizas, viñedos y olivares (especialmente de regadío), algodón, alfalfa, etc., es donde más empleos se crean, como puede observarse en el Gráfico 1.

Gráfico 1. Distribución de la oferta por CC AA en el período 2017-2020.

Esta dinámica de la oferta, da enormes posibilidades a los Graduados. Así, quienes quieren iniciar su carrera profesional tienen una excelente oportunidad dado el amplio abanico de ofertas de trabajo y de posibilidades que se producen en la actualidad para desarrollar su profesión con plenas capacidades. Quienes decidan continuar su formación, podrán elegir entre los másteres de segundo ciclo, o de especialización; incluso pueden iniciar su vida laboral y continuar estudiando. Es una decisión personal, y es evidente que tienen distintas opciones. Y por supuesto, tendrán que seguir formándose a lo largo de su vida profesional. En un mundo con tecnologías tan cambiantes como el que vivimos, la formación continua es una necesidad.

Como puede observarse en el Gráfico 2, el perfil más demandado es el de técnico comercial, que supone en torno al 21% de las ofertas. Un perfil donde se combinan los conocimientos técnicos con las capacidades comerciales. Solo algunas escuelas con un número reducido de créditos imparten alguna materia de temática comercial.

Con relación a las competencias puramente técnicas encontramos en primer lugar las ofertas relacionadas con la calidad de los alimentos o de los procesos (12%), las de gestión de explotaciones agroganaderas (11%); de asesor en GIP, fertilización, agricultura de precisión, etc., (9%); la docencia (6,5%) -ofertas que adolecen de cierta temporalidad-; proyectos (6%), Ingeniero agrícola sin especificar (6%); delegado comercial (5%), y otras cuyos porcentajes son inferiores al 5%.

A estos datos, habría que añadir la oferta pública de empleo que durante casi diez años apenas existió y que, en los últimos años, han comenzado a ofertar plazas de ITA, s de manera significativa. Se ha reactivado, tanto por la administración del Estado como por las CC AA y Ayuntamientos.

Gráfico 2. Ofertas de empleo 2017-2020 por tipos de perfiles demandados.

El perfil técnico- comercial es, sin duda, una puerta de entrada al mercado laboral, para continuar creciendo como profesional y dar el salto a otras actividades. Son muchísimos los ingenieros que han pasado por esta actividad, y también los que continúan a lo largo de su vida en él, porque les gusta el desempeño, sin olvidar que está bien remunerado para profesionales con experiencia y buenas capacidades técnico-comerciales.

Si nos fijamos en los perfiles de asesor y de responsables de gestión de explotaciones agrupados, podemos observar que las zonas de España donde hay más oferta de trabajo están relacionadas con las zonas donde hay cultivos de mayor valor añadido y de regadío. Destaca Andalucía, con Almería a la cabeza. Las comunidades autónomas del litoral este y sur de la península, junto con Aragón, representan el 75% de las ofertas como se observa en la Tabla 1.

El papel de las Escuelas Universitarias en la formación en protección de cultivos y tecnología de los asesores es fundamental. Parece lógico pensar que los créditos formativos en este ámbito deberán aumentar, para que los egresados salgan con un nivel adecuado; o en su defecto, deberán ofertar unos postgrados (algunas ya lo hacen) que permitan una amplia formación para llegar al mercado laboral con sólidos conocimientos de protección vegetal y tecnología. Creemos conveniente que se adapten los planes de estudios a la realidad de las demandas sociales y de los empresarios, ya que son un importante nicho de mercado para sus egresados.

Los técnicos de hoy y de mañana, necesitan más que nunca, estar formados en materias relacionadas directamente con la tecnología. Es una necesidad ineludible, si los ingenieros del sector agrario queremos seguir desempeñando el importantísimo papel que hemos estado desarrollando en el pasado y en el presente de las explotaciones agrarias y de la industria agroalimentaria. Las ofertas para perfiles agro-tecnológicos van a crecer en los próximos años. Del mismo modo que “la agricultura será de regadío o no será” como dice D. Jaime Lamo de Espinosa, la agricultura con futuro, deberá incorporar la tecnología como algo cotidiano; quien no la incorpore tendrá serios problemas para hacer rentable su explotación, en un mercado muy competitivo. Los asesores deberemos ser los abanderados de esta incorporación como correa de transmisión del conocimiento y para ello deberemos formarnos a lo largo de nuestra vida profesional.

También es vital la actividad investigadora en materia de protección vegetal y aplicación de las tecnologías. En nuestro país, tenemos excelentes centros de investigación, con un elevado grado de especialización en determinadas materias. El asesor ha de ser el transmisor de dicho conocimiento y es imprescindible, como ya lo vienen haciendo, la organización de jornadas de transferencia de dicho conocimiento.

Las Escuelas universitarias, los Consejos Generales y los Colegios profesionales, hemos de implementar la formación necesaria para alcanzar los objetivos que la sociedad espera de nosotros: producir alimentos suficientes, de gran calidad y con el menor impacto ambiental. Sería oportuno y deseable que Universidad y organizaciones colegiales trabajásemos conjuntamente para ello. Y hay un camino claro, evidente y sencillo, si se tiene la voluntad de todos: la Conferencia de directores de las Escuelas de agronomía, y los Consejos Generales de Colegios de Ingenieros Agrónomos y de Ingenieros Técnicos Agrícolas, no podemos dejar pasar la oportunidad de avanzar conjuntamente. La Universidad crea titulaciones y programas académicos, los Consejos Generales y los colegios representamos a los profesionales. Hemos de encontrar el punto de encuentro, si de verdad queremos ser útiles a la sociedad, y no quedarnos solo en un mensaje vacío de contenido.

La reunión recientemente celebrada entre representantes de las escuelas universitarias, de los consejos y colegios profesionales del INGITE, y de los estudiantes de grados de ingeniera, puede ser un primer paso.

También debo indicar a todos aquellos ingenieros técnicos agrícolas o graduados que ejercen la profesión, la obligatoriedad de la colegiación, a través de la cual pueden conseguir una serie de beneficios, y lo más importante, el sentido de pertenencia a un colectivo profesional, o como dicen algunos jóvenes (más vinculados a su título que a la profesión) al colectivo de Graduados en Ingeniería Agroalimentaria y del medio rural y de Ingenieros Técnicos Agrícolas.

Finalmente, recalcar que los ingenieros colegiados debemos cumplir un código deontológico, en el que la buena praxis profesional debe llevar a cualquier profesional a la excelencia.

“Nunca vamos a tener un mundo perfecto, pero no es romántico o ingenuo trabajar para uno mejor”. Steven Pinker

Tenemos por delante un futuro apasionante y lleno de retos ¡aprovechémoslo!

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