El proyecto de confianza

2022-09-10 13:08:34 By : Ms. Sara Chan

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Atesora la mayor colección de archivos sonoros de España, una labor solitaria y minuciosa que se inició por su amor al flamenco y su estudio. Desde entonces, bucea entre discos de 78, cilindros, música o voces, entre otras partes de su poliédrica colección.

Carlos Martín Ballester se define como un especialista en patrimonio sonoro español. Una dedicación poliédrica que le ha hecho recopilar y analizar la mayor colección de archivos de audio en nuestro país, un empresa que se inició, sin saberlo, por su amor al flamenco y el estudio del mismo, lo que le llevó a bucear entre discos de 78 rpm para conocer mejor a los creadores flamencos. A partir de ahí, y a medida que sus estudios fueron ampliándose, comprendió que debía complementarla con "la mayor documentación posible de las compañías discográficas: catálogos, suplementos, fotografías...". Con el tiempo, y al ir adquiriendo ya colecciones enteras, Marín Ballester ya no solo se dedicó al estudio del flamenco, sino que también empezó a guardar "todos aquellos géneros que ayudan a entender la historia de España desde distintos ángulos. Por un lado lo político, por otro lo científico, lo literario, o expresiones culturales o sociales", explica. Y así pasó a adquirir también archivos de grabaciones domésticas o de personajes tan fascinantes de nuestra historia como Ramón y Cajal, Juan de la Cierva, Lorca (al piano), Ortega y Gasset, Franco o Primo de Rivera, entre las cientos de voces, músicas, cuentos, discursos o anuncios que pueblan sus estanterías.

PREGUNTA.- ¿Cómo te inicias en esta colección?

RESPUESTA.- Ya desde muy crío siempre he sido muy aficionado a la música, en general, y también al disco, porque hoy parece que se puede ser aficionado a la música y el soporte no va vinculado a ella. Pero en aquella época, hablo de los años 80, pues era algo íntimamente ligado. Entonces siempre la música, y en su versión grabada, me interesaba mucho. Allá por el año 93 aproximadamente, entré en contacto con el disco de 78, el disco de pizarra, a través de mi afición por el flamenco. Digamos que quise escuchar más allá de lo que conseguía disfrutar en el flamenco en directo, y también en lo que se encontraba grabado en vinilo. De manera que, casi por obligación, tuve que acudir al otro formato original que era el disco de 78 para poder escuchar a determinados cantaores. Y ahí empecé, comprando un disco en El Rastro.

P.- Pero hace 30 años eras muy joven...

R.- Sí. Yo soy del 74, o sea que entonces tenía 18 ó 19 años cuando empecé. Un día fui al Rastro y ahí, en la tienda de Solís, en Vara del Rey, que ya no existe desgraciadamente, compré un disco de Vallejo por 700 pesetas y ahí comenzó todo. Soy de Madrid, y parte de mi familia es andaluza, de Almería, pero yo he vivido siempre aquí, salvo dos años que estuve viviendo en Almería. Ahí yo ya había empezado a comprar mucho vinilo, me refiero al vinilo de flamenco. Tenía mucho vinilo pero a nivel de aficionado, de escucharlo. Cuando ya volví de Almería para Madrid, ahí ya fue cuando empecé a entrar en contacto con el mundo del disco de 78, el disco de pizarra, como se suele decir aquí en España, y en el momento en que comencé a caminar por ahí, ya fue algo que me absorbió y entendí que era algo más que un formato que me permitía escuchar a los cantaores, sino que también era una labor que tenía que hacer de recuperación.

P.- ¿Y tu afición por el flamenco, de dónde provenía?

R.- Fue una cuestión casi inesperada. Había afición en mi familia, mi abuelo y mi padre. Ambos eran aficionados de generaciones muy distintas, lógicamente, pero por cuestiones de vida yo no pude estar con ellos mucho tiempo porque fallecieron cuando yo era pequeño, con 10 y con 19 años. Entonces la verdad es que por la parte flamenca no pude tener mucha relación con ellos. Entonces no lo sé. Esas extrañas casualidades que tiene la vida... Sentía cierta vinculación hacia el flamenco como música. y como digo, el flamenco en directo, que siempre me ha interesado mucho, sentía que debía completarse, por así decirlo, con el conocimiento del patrimonio sonoro muy anterior a nuestro presente, y que a la vez en el flamenco está tan presente, valga la redundancia, porque los artistas y sobre todo desde los años 50 para acá, han vivido mucho de la recreación y de ir a las fuentes, y de reinterpretar lo escuchado... Me pareció fundamental tener los dos pies puestos en ambos mundos.

P.- Y me imagino que para poder reproducir estos discos de 78 empezarías a comprar gramófonos...

R.- Empecé a comprar discos cuando aún no tenía reproductor, porque yo tenía un un reproductor que era de mi padre, un Dual Bettor, con un motor robusto alemán que tuvo bastante éxito en los años 70 en España, pero que no giraba bien a 78. Entonces yo empecé a comprar discos de 78 al principio sin poder reproducirlos. Por esa sensación de que estaba haciendo una labor -aunque suene muy grande en aquella época- de salvaguarda, de conservación, de impedir que todo eso se perdiera. Aunque yo sabía que había colecciones enormes en aquel entonces, o que me parecían a mí y que yo estaba llegando tarde a todo, a todos los trenes. Pero digamos que al principio empecé de esa manera, luego sí, empecé a comprar algunas gramolas originales, pero al poco tiempo ya me di cuenta que para poder escuchar de verdad los discos tenía que utilizar un reproductor eléctrico moderno con distintas cápsulas y ya ahí ya entré en el mundo del audio, que es otro mundo aparte.

P.- ¿Nos puedes contar un poco más sobre esta parte técnica?

R.- La reproducción de los discos de 78 o de los anteriores cilindros de fonógrafo tiene una cuestión romántica si se utilizan los aparatos originales de la época, pero para poder extraer la mayor cantidad de fuente de sonido y la mayor calidad, es imprescindible hacerlo con reproductores eléctricos, primero porque no dañan el surco y segundo, porque consiguen extraer la mayor señal posible. Permiten jugar con distintas medidas, porque no todos los surcos eran iguales, ni mucho menos. La industria en aquella época estaba evolucionando, y por lo tanto uno se va encontrando con pequeños o grandes desafíos en cada uno de los discos que tiene delante. Entonces, si eres muy obsesivo, como es mi caso, por buscar el sonido más puro y poder acercarnos lo más posible a cómo cantaban esos artistas, o cómo interpretaban, ese mundo del audio y de ir perfeccionando ese sistema, te permite cada vez acercarte un poquito más a lo que pudiera ser aquello.

P.- Y a partir de ese primer disco, ¿cómo fue evolucionando la colección?

R.- Por una parte, yo sentía que había llegado tarde al mundo del 78, del disco de 78, en aquel entonces lo pensaba... De hecho, la mayoría de la gente me decía: hombre, está muy bien, pero la buena época habían sido los años 50 y 60 cuando llegó el vinilo, y todo el mundo liquidaba el disco 78... o cuando las radios en los años 60 o 70 liquidaron esos archivos... Yo decía: bueno, sí, he llegado tarde a todo, pero eso me hizo imprimir una mayor energía a toda esa actividad. Entonces, al principio, casi por necesidad y de la necesidad virtud, entendí que el flamenco tenía que estudiarlo desde una visión más panorámica que como se solía hacer por parte de los aficionados, que a lo mejor un aficionado al cante, si le gusta Jerez o le gustaba Cádiz, a lo mejor el cante de Levante le interesa menos y picotea más... Yo en ese momento entendí que tenía que ser lo más abierto posible para también poder ir incorporando cada vez más material, pero también entender el fenómeno flamenco desde distintos ángulos, cosa que luego, con el tiempo, he agradecido, porque también el estudio del flamenco, y toda la cuestión a nivel académico, cómo se ha ido estudiando en el transcurso de los últimos 20 o 30 años, ha ido al compás de esa visión que yo tuve de entender la colección desde un punto más global.

Empecé comprando discos sueltos en anticuarios. Claro, era una época preinternet. Entonces viajaba muchísimo por toda España, visitando anticuarios, creando contactos, comprando al principio discos seleccionados, luego lotes, finalmente colecciones, porque ya cuando te iban conociendo pues pues casi era obligado el quedarte con una colección entera, aunque te interesaran unos pocos discos. Y a base de insistir mucho, pues conseguí hacerme con una cantidad ingente de discos de los que iba seleccionando lo que iba a ser la colección. Por un lado flamenco, que luego abría todo lo vinculado a Andalucía y de manera paralela todo lo que tenía que ver con la grabaciones vinculadas a la historia de España en su vertiente de política literaria, científica, de celebridades, etc.

P.- Hiciste de la colección un modo de vida, ¿cómo empezaste a poder vivir de ella?

R.- Los primeros años, cuando yo volví a Madrid, y vi que lo que era el estudio, la investigación en torno a la historia del sonido grabado en España y también, por supuesto, a los creadores flamencos de ese periodo, era una cuestión que me absorbía totalmente. Coincidió con que estaba estudiando derecho, que era una carrera que no tenía absolutamente nada que ver conmigo, así que lo que hice fue una transición casi natural. Dejé la carrera y empecé, como comentaba, a adquirir colecciones, a ir haciendo esa selección, pero al cabo de poco tiempo, al cabo de dos o tres años, evidentemente tenía que darle un sentido profesional a mi vida y por otro lado iba haciendo acopio de una cantidad de material que aunque musicalmente me interesaba, a nivel de colección, no.

P.- ¿Tú familia cómo se tomó que dejases derecho?

R.- Mi madre no se lo tomó bien. Lógicamente, como todas las madres. Y además, en aquel entonces ninguno podíamos imaginar la envergadura que luego ha tomado todo este proyecto. Ahora sí es un proyecto, una realidad. En aquel momento era comenzar un camino sin saber a dónde te podía conducir. Pero bueno, sí, la verdad es que fue una decisión complicada, pero afortunadamente al poco tiempo iba haciendo selecciones de otros géneros musicales que no me interesaban a nivel de colección, es decir, ópera, sobre todo, zarzuela, músicas sudamericanas, jazz, etcétera. Y claro, era una época en la que Internet estaba comenzando, entonces sí vislumbré que había una vía profesional en la gestión de todos aquellos géneros musicales que no me interesaban, a nivel de colección. Comencé a trabajar por la entonces incipiente Ebay, y al poco tiempo me di cuenta de que que me convenía tener mi propia página web para la organización de subastas a nivel internacional con carácter trimestral para que acudieran a ella los coleccionistas, musicólogos e instituciones que estuvieran interesadas en el resto de géneros que, como digo, no formaban parte de mi colección. Empecé a partir del año 2000, creo que fue, hace ya veintitantos años, y así se ha ido desarrollando la actividad. Evidentemente eso me obligó a redoblar los esfuerzos a la hora de comprar más colecciones y demás, hasta que ya llegó un punto en que los miles y miles de discos eran ya difícil de gestionar y luego, ya en los últimos años, la actividad no es que se haya transformado, pero se ha completado con esa otra rama, más vinculada a la divulgación a través de la edición del libro-disco, digitalizaciones...

P.- Y me imagino que entras en contacto con otros coleccionistas...

R.- Sí. Tengo cientos o miles de contactos de coleccionistas, tanto en España y sobre todo en todo el mundo. Eso permite tener un contacto continuo con todos ellos y poder ir completando determinadas series de grabación, mejorando el estado de conservación de las placas, que para mí es una cuestión fundamental.

P.- Cuéntanos un poco al respecto...

R.- A veces no es fácil mostrar la importancia de esta cuestión. Es decir, las compañías de discos apenas han conservado los masters originales, entonces los interesados en la música de aquel periodo tenemos que acudir sin más remedio a los discos comerciales que salieron a la venta, y a la búsqueda de esos discos muchas décadas después de cuando fueron comercializados, pues uno de los muchos inconvenientes que uno se encuentra es que esos discos están en un estado de conservación en unos casos lamentable, en otro caso medio bueno, tienen un defecto.... Es difícil encontrar los discos de primera mano y en perfecto estado. Entonces, generalmente cuando uno comienza una colección pues compra un documento, bien sea un cartel, un disco o lo que sea, y se queda con ese documento y ya está. Pero en mi caso, insisto, por la importancia que le doy a la calidad del sonido, vi claro que había que no hacer acopio, pero sí estudiar el mayor número de ejemplares para poder de ahí extraer aquel que se encontrara en mejor estado de conservación, de tal manera que a lo largo de los años, los miles y miles y miles de discos que entran o que son adquiridos, todos pasan por mis manos y son comparados con cada uno de los ejemplares de la colección para siempre ir mejorando el estado, de tal manera que la mayoría de los ejemplares están en un estado de conservación excelente y nos brinda, digamos, una calidad y una satisfacción a la hora de poder disfrutar de esa música incomparable. Esto también es algo que favorece el resultado de las ediciones en libro-discos.

P.- Supongo que también jugará un papel importante el avance de las nuevas tecnologías en cuanto a edición de audio, reducción de ruido, etc.

R.- La evolución que ha habido, sobre todo, por un lado, en cápsulas y agujas, y por otro lado también en los atenuadores de ruido y de defectos como pueden ser los clics, los soplidos, etc. Lo que sucede es que en ese caso yo soy algo purista digamos, por llamarme de alguna manera. Como bien dice mi técnico de sonido, Víctor Tomé, siempre que se le pueda dar una solución antes de meternos en el mundo digital, es mejor. Cuando uno va a digitalizar, por ejemplo, una colección en un archivo público, el disco que hay es ese y a lo mejor es una toma única y no se puede adoptar otra solución. Pero cuando estamos hablando de discos propios de la colección, siempre que uno tenga una copia en un estado como si no se hubiera tocado jamás, prácticamente en ese disco lo único que hay que hacer es seleccionar la cápsula y la aguja adecuada que encaje perfectamente en ese surco, y prácticamente no hay que hacer nada más. Hay que quitarle un poquito de ruido de superficie, pero en ese caso yo no soy muy dado a intervenir mucho digitalmente a nivel de edición, porque en el proceso de remasterización se ganan algunas cosas, pero se pierden otras, y esos armónicos o esa riqueza natural que tiene la grabación a veces, por querer eliminar ciertos defectos o ciertos ruidos que al oído moderno nos suenan un poco diferente, se va quedando por el camino esa frescura que tiene la grabación. Entonces, en ese aspecto yo soy un firme convencido de que lo que hay que hacer es buscar la fuente original en mejor estado de conservación posible.

P.- ¿Cuándo se crea y en qué consiste el Círculo Flamenco de Madrid, del que eres presidente?

R.- Comencé a ir mucho por peñas. Entonces estaba la Peña Chaquetón, en Madrid, que traía lo mejor del flamenco en un ambiente íntimo y reducido y que permitía un contacto con los artistas de aquella época, grandes maestros, y con los que tuvimos muchísima suerte de poder disfrutar de su arte. Siempre tuve un contacto con las peñas a lo largo del tiempo, las peñas y también todo el flamenco que se iba desarrollando en Madrid a través del Festival Caja Madrid o del Teatro Albéniz, en el Conde Duque, luego en Colón, donde ahora está el Teatro Fernán Gómez, el Centro Cultural de la Villa, etcétera. Había mucha actividad flamenca en Madrid, y yo era un aficionado bastante intenso, en ese sentido. Luego ya estuve en otras peñas flamencas, a veces programando algunos de los conciertos y demás, y siempre teníamos la idea en nuestras conversaciones de que era necesario desarrollar en Madrid una especie de... no sé si centro de asociación, club, ateneo... Podemos llamarlo de muchas maneras, algo vinculado al flamenco, pero que no se ciñera exclusivamente a juntarse para un concierto y ya está, sino desarrollar una programación un poco más amplia en torno a esta música. Y entonces, en el año 2013 vimos la posibilidad de comenzar ese proyecto. Éramos un grupo de amigos, unas 20 personas, y entre todos pusimos las que iban a ser las columnas fundamentales del círculo en el sentido de los conciertos, las actividades paralelas en forma de conferencias, charlas, encuentros con músicos, etc. Iba a ser una asociación cultural sin ánimo de lucro que se sustenta por las cuotas de los socios, sin ningún tipo de vinculación pública o privada, y por tanto, totalmente independiente para lo bueno y lo malo .Desde entonces llevamos casi casi diez años ya funcionando.

P.- Retomando la colección, háblame de esa otra parte que abarca la cultura, la sociedad, la ciencia o la política.

R.- No es fácil ponerle un nombre a esa parte de la colección, eso ya es una declaración, porque claro, hay géneros no performativos, pero luego hay otros, evidentemente, que son géneros musicales cantados y demás. Entonces yo siempre digo que son todos aquellos géneros que ayudan a entender la historia de España desde distintos ángulos. Por un lado lo político, por otro lo científico, lo literario, o expresiones culturales o sociales, como pueden ser la radio, el fútbol, los toros, el cine, la publicidad, ese tipo de géneros que entre todos, la suma de todos ellos conforman lo que pudiera ser la sociedad de la época. Evidentemente queda fuera el resto de músicas, digamos más de carácter lúdico. Pero estas otras grabaciones que tienen un valor añadido en cuanto a la otra información que aportan, eso es lo que a mí me interesó desde el principio y ahí encontramos, desde el 'Archivo de la Palabra', desde las voces de los grandes protagonistas del siglo XX, de la primera mitad del siglo XX, hasta discos de publicidad, grabaciones privadas de toda índole, es decir, grabaciones domésticas de personas que en los años 30, sobre todo y 40 podían, por una peseta, grabarse en familia. Y ahí uno encuentra grabaciones muy interesantes desde el punto de vista antropológico, pero también desde otros muchos prismas, porque te cuenta sorpresas también a nivel musical y demás. Digamos que es esa parte de la colección muy variada y muy interesante. Edison inventó el fonógrafo en 1877, pero hasta que no se desarrolló como industria en torno a 1894, más o menos, que ya empezó el cilindro de cera utilizarse como como lo que iba a ser, un objeto de comercio, por así decirlo, en toda esa época, esos 15 años o así, la prensa no paraba de preguntarse las distintas utilidades que iba a tener el fonógrafo. La comunicación a nivel de familiares que les separa un océano, o incluso decían que los notarios iban a desaparecer porque los finados habrían dejado sus últimas voluntades registradas en un fonógrafo o en un cilindro de fonógrafo. Hoy que hay que echar la vista atrás e intentar situarse en aquella época para comprender la magnitud del invento de Edison y todos los que le precedieron y los que de alguna manera ayudaron a que todo esto se convirtiera en lo que fue después. Fue un avance increíble y que ha permitido observar ese cambio de siglo y esa primera mitad del siglo XX desde todas las perspectivas posibles. Somos muy afortunados a la hora de poder intentar comprender qué pasó a lo largo del siglo con esas dos guerras mundiales, con la propia guerra civil, con con la pérdida de las colonias de España... y todo eso poder hacerlo a través de los registros sonoros. Es una cosa maravillosa.

P.- ¿Algún ejemplo?

R.- Por ejemplo, a nivel político tenemos desde todos los himnos nacionales. Por un lado, las primeras versiones de la Marcha Real o del himno de Riego, por ejemplo. En cilindro tenemos las primeras versiones, luego tenemos grabaciones de Primo de Rivera, de Alfonso XIII, de Berenguer, de Franco, de Queipo de Llano, todas la grabaciones de propaganda que hizo el bando sublevado... Las grabaciones que se realizaron en Barcelona, también desde el bando leal la República, todas las grabaciones en torno a himnos anarquistas, de la CNT... Eso por la parte política, pero por la parte vinculada a la cultura tenemos de todo. Desde las grabaciones por ejemplo de La Argentinita y García Lorca...

P.- ¿En qué consiste esa grabación?

R.- Es el único testimonio que tenemos de Federico, la compañía Gramófono hizo una serie de cinco discos que se vendieron con cierta frecuencia y profusión... Tenemos en el archivo la colección completa. También tenemos un apartado dedicado a Federico en el que también hay grabaciones de Lola Membrives interpretando alguna obra de él y de otras actrices que le acompañaron y que participaron en sus proyectos, como Tubau y algunas más... es decir, hay muchas pequeñas colecciones dentro de esa gran colección.

P.- No descartas que pueda aparecer su propia voz, de la que no existe ninguna grabación conocida hasta el momento.

R.- Sí. Vamos a ver si aparece, que seguro que se registró en un disco de grabación inmediata. Acetatos como se suelen llamar, que no son exactamente acetatos. Son discos de grabación inmediata, como eso que comentaba de grabaciones domésticas que se podían hacer. Generalmente las emisiones de radio en algunas ocasiones hacían algún disco de estos metálicos para conservar de recuerdo o lo que fuera. Y es probable que alguna vez aparezca, lo que no sabemos es cuándo ni en qué condiciones. Pero bueno, nunca perdemos la esperanza.

P.- ¿Alguna sorpresa que te hayas llevado, bien sea con personas famosas como anónimas?

R.- Esa intrahistoria que hay a nivel familiar, esas grabaciones que van apareciendo... cómo se despiden padres de hijos o cómo se mandan recuerdos en disco desde un continente a otro, o cómo uno descubre ciertas ciertas complejidades familiares a través de esa grabaciones, a mí siempre me ha resultado interesante, no como curiosidad ni como morbo, sino como una manera de conocer mejor la sociedad de la época.

Por otro lado, como protagonistas del siglo XX encontramos de todo. Uno de los hitos de la colección fue una conferencia dividida en varios discos de grabación inmediata del año 34, creo recordar, de Juan de la Cierva, el inventor del autogiro en el que hace un recorrido por todos los intentos que hizo a la hora de desarrollar su prototipo. De ese tipo hay grabaciones muy interesantes. Un discurso o conferencia inédita de Ramón y Cajal. Un gran número de los protagonistas de la historia de España en muy distintos ámbitos están presentes en la colección. En el 'Archivo de la Palabra' está Ortega y Gasset, está Unamuno, Pío Baroja...

P.- ¿Están editados?

R.- No, todavía no hemos iniciado esa parte hasta ahora. Han salido tres volúmenes dedicados a tres figuras fundamentales del flamenco, en la línea editorial más apegada a esa música, pero sí tenemos la voluntad clara de empezar ya cuanto antes con otras líneas dentro de esa iniciativas de editoriales, para dar a conocer esas otras partes de la colección vinculadas a otros géneros, y ahí sí que se iniciará la colección con un volumen dedicado a la política, etcétera, etcétera y con cierta periodicidad poder mostrar esas otras ramas de la colección. Y también contextualizándolas y acompañándolas con estudios un poco en la línea de lo flamenco, pero digamos estudios que ayuden a comprender mejor el fenómeno discográfico de esa época y también el valor de esas grabaciones.

P- ¿Cuántos discos tienes ahora, eran unos 100.000?

R.- Ya debemos haber superado esa cifra de 100.000 discos de 78 y unos 2.000 cilindros de fonógrafo, y de los cuales, los vinculados a Andalucía o a la historia de España están en torno a entre 15 y 20.000 discos y entre 600 ó 700 cilindros.

P.- ¿Qué son exactamente los cilindros?

R.- Como comentaba antes, hasta la llegada de Edison hubo varios intentos de registrar en un soporte físico la voz humana. Ya había habido adelantos para registrar la música y demás, pero la voz humana era el gran reto. En ese caso, Edison fue quien lo consiguió desarrollar y sobre todo, quien le dio ese impulso más vinculado a la industria y al comercio.

En los primeros momentos, en 1877, era un cilindro de fonógrafo que tenía un mandril cilíndrico donde se colocaba una lámina de estaño o de plata, que era donde incidía la membrana grabadora, y como dije anteriormente, unos años después fue cuando apareció ya el cilindro de cera como soporte de grabación. Ese soporte de grabación fue ya el que se quedó como estándar de grabación desde 1893-94... En España ya tenemos noticia desde el año 1894 ya hay cilindros grabados con los que se van haciendo demostraciones públicas.

P.- ¿Quiénes son los pioneros aquí?

R.- Aquí hubo varios pioneros, uno de ellos, Armando Hugens, que fue uno de los de los grandes pioneros, no sólo del sonido grabado, sino del cinematógrafo. Fue el introductor del cine a través de la frontera francesa en el País Vasco y luego por España. También de las postales, ya que fue un un visionario. Y en el mundo del fonógrafo fue el gran protagonista de ese período. También José Navarro, Álvaro Ureña... Hubo bastantes pioneros de la fonografía en España que sobre todo estuvo concentrada en Madrid, en Valencia y en Barcelona. Entonces, como decía, ese período fue fantástico porque permitió grabar también a los protagonistas de la sociedad de la época, tanto músicos como personalidades, celebridades y demás. Y fue el paso previo al desarrollo de la industria fonográfica a través del disco plano, del disco ya que conocemos, el disco del 78 que fue introducido en España en 1899. Hubo ahí un período del fonógrafo que abarcó en España hasta 1904 aproximadamente, aunque se alargaron algunos gabinetes fonográficos un poquito más, que coexistieron con el disco de 78, que como digo, empezó en 1899, y ya en cuanto el disco empezó a desarrollarse técnicamente terminó por desbancar al cilindro, que quedó obsoleto y comenzó a desaparecer. Y ya sí comenzó la época del disco del 78 hasta prácticamente el año 60, que fue cuando se terminaron de vender los últimos discos de 78 y las compañías liquidaron los stocks.

P.- ¿Los reproductores también has ido coleccionándolos?

R.- Sí, sobre todo me centro en fonógrafos. Yo tengo una especial querencia hacia esa prehistoria sonora. He sido muy selectivo a lo largo de los años. Tengo pocos pero muy bien escogidos, a nivel de fonógrafos y de gramófonos, siempre con la idea de en algún momento desarrollar un proyecto más ambicioso, más amplio, que hace un tiempo comenzamos, que es lento, pero que terminará acabando en un gran espacio en Madrid de unos 400 metros cuadrados en tres plantas, aquí en Chamberí, donde ahí se conserven las distintas colecciones de las que hemos estado hablando, también el estudio de grabación, el archivo general de discos, etcétera. Se trasladará la parte que está en mi domicilio ahora, otra parte que está repartida en dos locales... Todo se agrupará allí y desde ahí se desarrollarán todas las actividades que hasta ahora se están haciendo, pero de una manera un poco más informal o menos organizada, porque evidentemente es difícil llevar adelante tantos proyectos como hacemos. De esa manera se podrá hacer de una manera más organizada.

P.- También te has interesado por las publicaciones de la época, manuales de los reproductores, etc, lo que sería la parte documental de la colección...

R.- Sí, exacto. También en aquella época, cuando yo comencé a comprar los discos de 78 de flamenco, vi claro que yo iba buscando la grabación para poder disfrutar de ella, conocer mejor al cantaor, el repertorio que hacía.... Pero eso me hizo poco a poco darme cuenta que necesitaba observar ese fenómeno que resultaba de alguien que se ponía delante de un micrófono en el año 15 o en el año 20, desde todos los ángulos posibles. Comprendí que necesitaba acceder a la mayor documentación posible de las compañías discográficas. Servirme como apoyo de todo tipo de material gráfico, de carteles, de fotografías, etcétera. Entonces se abrieron otras líneas de colección que tienen que ver con todos los artistas flamencos que grabaron en ese período, y tenemos un archivo de miles y miles y miles de fotografías, muchas de ellas firmadas... También de cartelería. Miles de carteles de flamenco de toda la primera mitad del siglo XX, todos los catálogos de las compañías de discos, los suplementos... Estamos hablando de casi 2.000 unidades. Digamos que con la historia del sonido grabado en España, por un lado como núcleo y por otro lado el flamenco, se generaron esas otras colecciones adyacentes. La suma de todas ellas ayudan a comprender mejor el fenómeno de la música grabada en ese periodo.

P.- ¿Recibes algún tipo de apoyo institucional?

R.- No, no. Hasta ahora no. Digamos que existen las líneas de ayudas, de subvenciones y demás que cada año se publican para distintos tipos de entidades o de personas físicas o jurídicas, y en algunas ocasiones participamos en alguna de ellas. Pero vamos, en general ha sido una labor muy, muy solitaria, muy solitaria, porque desde fuera se suele entender que esta labor ya se hace desde lo público. Pero cuando uno está dentro se da cuenta que si fuera así, una colección de esta envergadura no se podría haber realizado, y siguiendo con el argumento, si esto ha sucedido es porque las cosas no se están haciendo bien o todo lo bien que se debiera, y que hay espacios por los que no es que se cuelen personas como yo, sino al contrario, que se pueden perder materiales únicos que si no existieran coleccionistas como los que protagonizan esta serie, pues desgraciadamente no tendríamos una buena parte de la memoria musical de nuestro país. Entonces no descarto evidentemente recibir el apoyo en algún momento de alguna institución, tanto pública como privada, sensible hacia el patrimonio sonoro. Pero por ahora no lo he encontrado.

Yo tengo más relación a veces con instituciones extranjeras que con españolas, y veo con admiración de qué manera en países como Francia, en Inglaterra, o en Estados Unidos han entendido muy bien la necesaria colaboración público-privada entre instituciones que se dedican a la protección y a la conservación o a la salvaguarda, como queramos llamarlo, a nivel público, pero también esas otras instituciones a nivel privado, que sin ellas sería imposible entender ese proceso de conservación. Y tienen una relación continua y un diálogo y una cooperación, cosa que aquí en España no suele suceder.

P.- ¿Nos enseñas alguna parte más de la colección?

R.- Como comentaba antes, todo está vinculado al disco de 78. Siempre consideré que la mejor manera de disfrutar de esa música era conociendo todos los detalles posibles. En este caso una de las vías de conocimiento era la recopilación de todo el material de las compañías discográficas. Una parte de la colección son todos los catálogos y suplementos de discos. Conservamos más de 1.500 catálogos y suplementos de todas las compañías discográficas que realizaron grabaciones en España y aquí tenemos, por ejemplo, un álbum dedicado a la compañía Regal, en este caso es el periodo en el que Penagos era el ilustrador de la mayoría de los suplementos mensuales. Es un material fundamental porque gracias a ellos conocemos la frecuencia con la que se publicaban los discos y otros detalles que a veces explico en las conferencias y en los libros, como que la compañía jugaba con las grabaciones y a lo mejor no sacaba todas juntas y en algunas demoraban años en salir al mercado.

P.- A diferencia de libros o discos que pueden ser más accesibles, ¿dónde consigues estos catálogos?

R.- Esto al ser material efímero no tiene un mercado muy establecido, uno lo puede encontrar desde en anticuarios, ferias del papel, coleccionistas en general... Un poco de todo. Es una labor muy compleja y hay que ir afinando mucho, porque claro, estamos hablando de ir buscando los meses que te faltan de determinadas series y no es nada sencillo, pero bueno, la verdad es que cuando uno va completando esa serie de grabaciones es una satisfacción enorme. Se trata de intentar formar ese rompecabezas de la industria del sonido en España.

Otra parte de la colección, otra más, es el tema de las imágenes relacionadas con los protagonistas de esa historia sonora, en este caso, como mi campo de investigación y de especialización es el flamenco y músicas vinculadas a Andalucía, desde el principio tuve muy claro que tenía que hacer acopio de todo ese material gráfico de los grandes protagonistas que hubieran grabado en discos de 78. Este por ejemplo es un álbum de Antonia Mercé, La Argentina, la gran la gran figura de la danza española, que llegó a realizar grabaciones tanto en Francia como en España. Y por tanto, se halla presente también en la colección. Aquí la tenemos condecorada por Azaña, en la República.

P.-¿Te ayuda alguien con la colección?

R.- Sí, tengo una ayuda imprescindible porque Zaida [su mujer] es especialista en patrimonio sonoro, en didáctica de la música y también en Historia del Arte. Entonces la verdad es que nos complementamos muy bien en este campo de la conservación. Hay que desarrollar muchos proyectos y uno solo es imposible. Incluso nosotros nos sentimos en algunas ocasiones exhaustos ante todo lo que tenemos por delante, pero es una labor que consideramos necesaria y vamos a seguir adelante contra viento y marea. Archivos que conozco públicos que no manejan tantísimo volumen de información como este, cuentan con una plantilla de gente especialistas o no que trabajan y que van sacando adelante los proyectos como pueden, pero es que en este caso ha sido durante muchos años casi una labor unipersonal entonces, claro, es complicado cuando uno llega al momento de divulgar a la par que sigue adquiriendo y conservando, porque esto es una carrera hasta el final, uno no dice que ya ha terminado la colección, siempre va a estar en formación, pero cuando uno ya tiene claro que ha llegado el momento de empezar a compartir, eso no se puede hacer de cualquier manera, y ahí sí que se necesitan ciertos apoyos. Vivimos en el país que vivimos, que es maravilloso para muchísimas cosas, pero para el cuidado de la cultura y del patrimonio ya sabemos lo que sucede. Sensibilizando y haciendo ver que como país tenemos que ofrecer otras muchas cosas que además de nuestros grandes atractivos turísticos. Nos destacamos sobre todo de nuestros vecinos por nuestro enorme patrimonio y creatividad. Pues qué mejor que conservar todo eso que hemos logrado reunir y ponerlo a disposición tanto de quienes nos visitan como de quienes quieren entender mejor esta cultura española desde cualquier parte del mundo. Hoy, afortunadamente, a través de la digitalización, desde internet puedes tener acceso cualquier persona.

P.- Un punto en común que tenéis los grandes coleccionistas es que al final siempre queréis compartir ese patrimonio que habéis recopilado con el resto de la sociedad.

R.- Sí, sin duda. Por lo menos en mi caso. Yo lo tuve muy claro desde el principio. Quizá también porque tuve que padecer a veces a esos coleccionistas que con más o menos razones tenían una actitud huraña ante ante todo lo que tuviera que ver con el exterior. Yo en mi caso siempre tuve muy claro que estaba haciendo una labor necesaria, pero que no era para mí nada más, sino que era para la sociedad y para compartir ese conocimiento. Si no fuera así, considero que toda esta labor hubiera sido un auténtico fracaso, porque si se hubiera limitado simplemente a hacer acopio de materiales, entonces no sería nada más que la mitad de la mitad de lo que soy.

P.- ¿Podemos escuchar algunos de los discos de 78?

Claro, he traído unas muestras. Mira, este es de Plácido Domingo padre, este es José Antonio Primo de Rivera en tres idiomas español, inglés y francés. Este es el de Ramón Franco, del vuelo del Plus Ultra. Aquí tenemos al maestro Rodrigo tocando él mismo el piano en una grabación prácticamente desconocida, tocando él mismo sus propias composiciones, 'Preludio al gallo mañanero' y una pastoral. Aquí tenemos, por ejemplo, ya del 'Archivo de la Palabra' que realizó el Centro de Estudios Históricos a Ramón y Cajal, por ejemplo, o de Ortega y Gasset, los dos álbumes completos del 'Archivo de la Palabra'. En este caso, por ejemplo, lo hemos comentado antes, uno de los discos que componen la conferencia que se puede leer aquí, 'Conferencia Señor de la Cierva, 9 de marzo de 1934', en el que habla de todo el desarrollo que realizó del autogiro hasta que se convirtió en el prototipo definitivo. Aquí uno de Catalina Bárcena, un disco en torno a la mujer. Aquí uno de 'La vida es sueño', un recitado de Ricardo Calvo. Otro vinculado al fútbol, 'Los Leones Rojos', una marcha dedicada al equipo de nacional de fútbol, discos cómicos, en este caso de Tip y Top. Algunos discos de publicidad, por ejemplo la canción del Cola-Cao. Este de Mariquita Pérez. Aquí hay uno vinculado a la radio también o aquí, por ejemplo, de Lola Membrives recitando 'Bodas de sangre'. Este es un disco grabado en Uruguay. Por aquí un disco de contenido infantil. Había muchos cuentos infantiles grabados sobre todo en los años 20, 30 y 40. Se desarrolló mucho el catálogo en la parte infantil. En esa época el gramófono comenzó a democratizarse, a reducirse los precios y en torno al año 28 ya cuando estaba bien desarrollada la grabación eléctrica, el gramófono no era un artículo de lujo, sino que ya comenzó a entrar en todas las casas o en muchas casas y por tanto, en muchas familias ya podían tener una pequeña colección de discos. Y entonces los discos infantiles eran una pieza interesante dentro de los hogares.

P.- ¿En qué época me has dicho?

R.- La grabación eléctrica llegó en el año 25. En España, sobre todo en el año 26 y en torno al año 28 la industria pegó un acelerón. Del 28 a la guerra fue una época dorada de la industria de la industria del disco de 78. Y entonces ahí ya sí se desarrollaron muchas de las partes del catálogo que hasta ese momento a lo mejor estaban menos explotadas.

La parte infantil fue una de ellas. Es muy interesante también por la parte visual de las carpetas, que por aquel entonces no era lo habitual, porque los discos de 78 no llevaban una carpeta como los discos de vinilo. Generalmente eran sobres de papel y que no tenían un componente gráfico y de diseño, como luego tuvieron los discos de vinilo.

P.- ¿Y estos cilindros?

R.- Todos estos cilindros son de flamenco, hay aproximadamente doscientos y pico largos, casi 300, y hay de todos los fabricantes, de todos los gabinetes fonográficos, como se llamaban en aquella época, desde alguno de los pioneros, como hemos comentado antes, Armando Hugens, que en sociedad con Acosta desarrollaron uno de los gabinetes más importantes, y del resto de establecimientos en Madrid, Valencia, Barcelona y muchas otras comunidades. Aramburu, Ureña, José Navarro... en fin, de todos, y también hay una parte de cilindros Edison que también se grabaron cilindros fonográficos de contenido español en los estudios de grabación de Edison de Estados Unidos. También se realizaron grabaciones en Cuba, en Argentina, y sobre todo, lógicamente, se llevaron a cabo aquí en España.

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Interesantísimo. Y una labor impagable.